Aprendiendo a usar el terror psicológico con Carli.


Carli está ido de la olla, es por todos bien sabido. Está tan ido de la olla que quedar con él es casi como una ruleta rusa, y aunque no te toque la bala, logra perturbarte. De la misma forma que lo hace 'La Cuarta Fase', película que reseñé aquí el martes pasado. Muy al contrario que con 'Rec', esta peli en lugar de asustarte, pretende que te entre la paranoia. Porque al fin y al cabo, y por más realista que resulte 'Rec', cuando acaba, sabes que ha sido una película, bien hecha, pero una película al fin y al cabo.

Hoy no me apetece ponerme serio, os jodéis, voy a estar de risas todo el taller. Soy perfectamente consciente de la disonancia gráfico-narrativa que va a haber.

El terror psicológico va un paso más allá en el realismo, y os pongo un ejemplo. Imagínate que la propia 'Rec' hubiera empezado igual que 'La Cuarta Fase', a modo de documental, en el que muestra la crisis vivida en un edificio de Barcelona, si no me equivoco, por culpa de una amenaza que enfermó a algunos vecinos y los poseyó una vez muertos. En ella, un experto sobre el tema entrevista a los afectados supervivientes, se muestran """evidencias""" de que esto ha sucedido más veces en otras culturas, y además, se muestran las imágenes de una cámara que estuvo dentro del edificio. Las imágenes captadas en esa cámara no tienen escrimers como sí tiene la película real, y ni siquiera enfoca bien el peligro que sucede. No sabes bien qué ocurre, solo que se el cámara se mueve hacia arriba, mientras que gemidos y pasos desordenados se escuchan en las plantas de abajo. Cuando llega a la planta más alta, la historia se corta abruptamente, porque el gobierno prohíbe rotundamente que se vea lo que sigue.

Como ves, la película que te estoy contando es otra muy distinta a la 'Rec' original, pero se acercaría mucho más a lo que es el terror psicológico: emparanoiarte, hacerte creer que ahí afuera, en la oscuridad, suceden cosas que jamás querrías conocer, y si bien no suceden, podrían suceder perfectamente.

Es otro estadio completamente opuesto a lo que estamos acostumbrados a definir como 'miedo'. Explorémoslo.

El terror seco y el terror húmedo.


No sé bien si estas dos expresiones han sido utilizadas por alguien más en la vida, pero un buen amigo y yo las usamos mucho, y cuando, por ejemplo, él va a ver una peli de terror y le pregunto cómo es, él me suele contestar con uno de estos dos términos, para que yo vaya sabiendo a lo que me enfrento.

Cuando una situación te sorprende, como puede ser un escrimer que no te esperas, te asustas, pero no sientes terror. En todo caso, el terror lo sentirías una vez has identificado la amenaza que te sorprende y huyes, pero ese terror no es puro ni depurado. A estas alturas, seguro que sabes que lo mejor es esperarte una amenaza terrorífica y aun así, ir hacia el peligro, por el motivo que sea. Cuando esto ocurre, hablo de terror seco, porque es sincero. Hay una amenaza cerca, en cualquier momento puede aparecer, el miedo es a que aparezca, y sabes que lo va a hacer.

Por el otro lado, cuando el ambiente, el lugar, el comportamiento del resto de personajes... nos avisa de que puede haber algo malo, pero ese puede no se convierte en certeza nunca, y mientras, el entorno comienza a retorcerse, y el peligro sigue sin ser absolutamente real, hablamos de terror húmedo. La amenaza es latente, pero nunca acaba de convertirse en certeza absoluta, no sabes si deberías esperar que te ataque, o no, las señales poco a poco te invitan a que salgas corriendo de allí con caca en los pantalones, pero por otro lado, podrías estar equivocad@. Este terror frío que te envuelve y se filtra a través de tu abrigo, pero nunca te llega a congelar, es el terror húmedo, y sí, por eso lo llamo así.

Así que sí, la expectativa pertenece al terror seco, y el terror psicológico, junto con la herramienta que veremos la semana que viene, al húmedo.

Las reglas.


Ahora que os he puesto en contexto lo mejor que puede un tío que escribe con prisas, vamos al meollo. ¿Cómo y por qué funciona el terror psicológico?

Ante todo, es un terror muy difícil de utilizar y, por lo general, poco gratificante. Si no va acompañado de momentos de expectativa y de atmósfera, que es la herramienta que veremos mañana y el próximo lunes, no tiene suficiente potencia. Porque, claro, tú puedes perturbar al lectorexpectador, puedes hacerle creer que lo que ve es real, o que podría pasar, pero, en última instancia, el lectorexpectador gritará

"NO, NO, NO, NO, NONONONONONO PUM, PUMCHÍM, PUM, PUM NOOOO" «Lego Batman»
como si fueran críos, diciendo que no es real, que es solo un libro o una película, y luego llorarán como Cartman. Esto va completamente en serio. El lectorexpectador medio tiene un concepto unidimensional de miedo, y si cuando acaba la experiencia no se ha acojonado con escrimers y demás, siente que ha perdido el tiempo. Por eso, es nuestro deber, porque más nos valen unas buenas críticas, apoyar el terror psicológico con el resto de herramientas... y, por ejemplo, 'La Cuarta Fase', cerca del final, tiene un momento POV ciertamente expectativo y acojonante.

Pero aquí vienen la gran ventaja. Si lo usas por separado, no vale nada, pero si lo usas acompañado de atmósfera o de expectativa, las potencian, y no solo las potencian, sino que cuando acaba la experiencia, reconocen que el terror que han tenido es psicológico. Pues sí, habré visto un momento acojonante cerca del final en modo POV, pero en todo momento eso va acaramelado con terror psicológico que al final, es el que imprime huella en mí.

¿Y esto por qué es así?


Por las emociones. Los seres humanos somos mucho más emocionales que lo que cualquiera pensaría, y actuamos muy pocas veces con lógica pura. En el arte, la lógica se deja a un lado y somos absorbidos por el universo del artista, que nos hipnotiza durante el tiempo que dure el visionado, poco tiempo en el caso de un cuadro, más de una hora en el caso de una película, y bastantes más horas en el caso de un libro.

Cuando valoramos el arte, podemos seguir ciertas reglas técnicas para saber si el artista ha seguido bien ciertas guías y parámetros técnicos de proporción, pero a la hora de la verdad, valoramos una obra por lo que nos hace sentir. El principal motivo de que el Episodio VII de 'Star Wars' fuera tan exitoso fue precisamente porque tocó las emociones de aquellos a los que nos gusta la saga. Y esto... es parecido.

Imagínate el terror psicológico como si fuera chocolate. Es... chocolate. Empalaga pronto, al menos a mí, y si quieres llenarte el estómago con eso, prepárate para engordar. Lógicamente no comerías mucho chocolate, y no llenarías tu estómago... aunque hay gente que sí lo haría. ¡Dios, en qué metáfora me he ido a meter! Imagínate que el terror psicológico es chocolate y que el chocolate te empalaga rápido. Sin embargo, cuando comemos una tarta de chocolate, nos llenamos bien, porque el bizcocho es el que nos llena, un bizcocho con un sabor completamente opacado por el chocolate que hay... así que decimos que la tarta es de chocolate. Por supuesto, el bizcocho es la expectativa.

No hay nada como un buen susto, como la escena del cuadro de 'It', para llenar nuestro medidor de emociones. Si, cuando acaba la obra, nuestro medidor se ha llenado mucho, ya sea con risas, con miedo o con preocupación, la obra nos resulta positiva. Si la obra te ha hecho sentir un sentimiento que no querías, no te apetecía o no te gusta, no te va a gustar, pero esto es harina de otro costal que explicaré en futuras entradas, y por el momento voy a asumir que si lees o ves algo de miedo es porque quieres.

De esta manera, espero haber explicado lo suficientemente bien por qué debemos mezclar el terror psicológico con otros tipos de terror, aunque el elemento principal sea el terror psicológico.

Los intríngulis de cómo usarlo.

Los videojuegos siempre darán más miedo. NI DE COÑA los jugaré.

Lo importante del terror psicológico es que debe resultar verosímil en nuestra realidad. Si te perturbas viendo una obvia ficción, cuando acabe la libropelícula vas a desentenderte, dirás,
"Joder, qué intensita ha estado. ¿Y qué ceno, hamburguesa grasienta, o panceta frita?" «Tú, que nos conocemos, que eres unx gordac@»
 La gracia del terror psicológico es que esa noche te la pases mirando hacia la puerta, porque si puedes hacer padecer al lectorexpectador más tiempo, PARADÓJICAMENTE, más le vas a gustar. Y como tú y yo somos dos torturadores de vocación, ¿por qué vamos a dejar de hacerlo si encima les gusta?

De esta manera, lo conveniente es que aquello con lo que quieras aterrorizar sea plausible. Pueden ser aliens, magia, monstruos, maldiciones, lo que tú quieras, siempre que haya debajo unas bases de realidad que demuestren que podría ocurrir. Puedes potenciar la paranoia si enseñas evidencia de sucesos paranormales que de verdad se hayan registrado en la Tierra y los conectes a estos, pero ten mucho cuidado al hacerlo, porque si fuerzas la maquinaria, el lectorexpectador pausará la peli, cerrará el libro y te olvidará para siempre.

Y esto enlaza con lo siguiente: nunca, nunca lances nada a la cara del que te lee o mira. El terror psicológico se basa, casi en exclusiva, en la sutileza. De la misma forma que en la película 'Origen', el Origen solo arraigaba si lo creaba el propio sujeto, el terror psicológico solo arraiga en el lectorexpectador si es él el que une los hilos. No quiero decir que los personajes no puedan hablar sobre el problema, pero si el problema real es una maldición, no está bien que digan
"ESTO ES UNA MAL DI CIÓN. MALDICIÓOOOOOON. ENTÉEEERATE EXPECTADOOOR DAMOS MUUUUCHO MIEEEEEEEDO por favor me ha escrito un guionista mediocre que trabaja por encargo libérame de mi sufrimiento" «Normalmente, esto lo dicen mis personajes»
 Está bien que hablen de que pasan cosas muy extrañas, que intenten unir hilos, que digan que lo que ocurre se relaciona con la vieja loca vudú, lo que sea, pero no hables de maldición si tratas una maldición, no hables de aliens si se tratan de aliens. En este último caso, puedes hablar de seres, que están secuestrando gente, experimentos, lo que quieras. Deja caer que eso en el cielo es una nave. Pero si lo mencionas demasiado explícitamente, rompes la magia. La idea es que la amenaza no llegue a nombrarse, y el lectorexpectador no acabe de saber qué ocurre.

Si vas a basar tu historia en hechos reales, o vas a fingir que te basas en hechos reales, ten en cuenta al Gobierno en las historias que hayan podido llegar al Gobierno. Por ejemplo, si hablamos de 'Rec' y lo enfocamos desde la perspectiva de un documental mira mira lo que ha pasado, el Gobierno de canteo ha llegado antes que los del documental, y por supuesto, va a borrar convenientemente algunos datos. Bien, la idea es que el director de tu documental ficticio no obtenga lo más sensible... pero puedes dejar intuirlo por pequeñas pistas sueltas a lo largo de la trama, lo suficientemente separadas como para que alguien pueda haberlas pasado por alto en la realidad, pero lo suficientemente juntas para que el lectorexpectador pueda unirlas. Eso sí, películas como 'El Proyecto de la Bruja de Blair', que se desarrolla en un bosque alejado de la mano de dios, no tiene por qué salir el Gobierno en absoluto. Por cierto, es bastante buena, y si no la he reseñado, es porque no me atrevo, literalmente.

Como ya dije antes, el terror psicológico no es sencillo de usar, juega demasiado con la sutileza, por eso ha de mezclarse con otros elementos de miedo. Pero tiene sus ventajas. Y a parte de la que ya he dicho, es que puedes acumularlo todo lo que quieras. A continuación voy a hacer un espoiler menor de 'La Cuarta Fase', que ocurre cerca del minuto 25. Si quieres ver la peli sin conocer este momento, lo cual te recomiendo, pasa a las letras en negrita después del párrafo que viene.

Muchos habitantes en el pueblo tienen problemas para dormir, vale es posible, por muchos factores diferentes. Todos ven a una lechuza cuando se desvelan... vale... Una lechuza, vale, es raro, pero puede ser que haya muchas lechuzas. Cuando la lechuza no hace nada, nada, salvo mirarte, y no te acuerdas de nada que no sea esa lechuza, las cosas comienzan a ponerse raras. Cuando hipnotizas a un hombre para ver si descubres qué le pasa, y ese hombre en medio de la hipnosis comienza a chillar horrorizado, comienzas a hacerte preguntas. Esa noche, se vuelve loco, y se suicida llevándose a su familia por delante y diciendo que es lo mejor, dado que ha visto lo que ha visto. Joder, ¿qué coño pasa? Cuando hipnotizas a otro hombre, grita que eso no es una lechuza, que eso no es una lechuza, y comienza a hacer preguntas, como que qué le hacen, que le suelten, que le dejen libre. El hombre se va, y te da por escuchar la grabación que hiciste ayer antes de dormir para transcribirla a word, y entonces, escuchas gritos, gritos tuyos, gritos que no recuerdas, de terror, y de fondo, oyes hablar a una voz de ultratumba cuyo idioma no entiendes.


Uf. Eso ha sido intensito.

¿Qué ha pasado aquí? Para empezar, quiero que notes la sutileza con la que se han narrado los sucesos. En ningún momento nombran a la amenaza, pero puedes imaginártela de sobra, con los elementos que te han dado. Dos, la escena ocurre a pleno día y plena luz, pero eso ha dado absolutamente igual, porque la paranoia no se rige por lo que está a punto de suceder, sino por lo que ha sucedido o es probable que suceda en el futuro. Tres, los sucesos van de menos a más. Comienzas con lo absolutamente normal y pasamos a lo rarito, al mal rollo y al OH DIOS MÍO. Y por último, al comienzo del párrafo nosotros estábamos completamente fuera del problema, más bien escuchando que otros tenían un problema, y cuando acaba el párrafo, el problema, todo lo que hemos visto, pasa a afectarnos directamente a nosotros.

Y ahí, en esos cuatro puntos, está toda la magia concentrada de la paranoia. Al principio es algo normal, que niegas. Luego los patrones comienzan a mosquearte. Luego, comienzas a ver el cuadro. Y cuando te das cuenta de que solo estabas viendo la punta del iceberg, descubres que podría afectarte. Este último paso es opcional, podemos saber que nos puede afectar desde el principio, pero es un mazazo extra para dar impulso a la trama, si ya de por sí esta trama es interesante como para que funcione sin que nos tengamos que involucrar.

Por ejemplo, para que la trama resulte interesante sin involucrarnos, los guionistas de 'La Cuarta Fase' introducen la escena inicial, con esa sesión de hipnosis que, a parte de útil, es intensa.

Acabemos con alguna excepción.


Cuando pienso en excepciones para el terror psicológico, solo se me ocurren dos: o bien cosas hechas diferentes que funcionen igual, o bien cosas hechas igual que no funcionan, y os voy a ser sincero. El título de esta sección lo escribí a las tres y media de la tarde, paré para comer y de paso pensar un poco, y ahora son las ocho y cuarto y todavía no se me ha ocurrido ninguna película que haga algo diferente y le salga bien, y puede ser que tenga que ver que no me guste consumir terror.

No hay manera de perturbarme si me lanzas lo que debería perturbarme a la cara, y no conozco la acumulación de paranoia si no es de menos a más, así que tampoco puedo teorizar.

Pero... JE, JE, JE. Conozco una película que utiliza las herramientas de paranoia correctamente... Y LA PELI ES UNA RISA. Damas y caballeros, niños y niñas... 'The Happening'.

Os la voy a contar porque no merece la pena, y solo merece tu tiempo si vas borrachx, con amigxs y sabiendo el final de antemano. Las personas están empezando a suicidarse, y nadie sabe qué pasa. La gente que no se ha vuelto loca del ojal está huyendo de las ciudades y concentrándose en zonas rurales. Pero, cuando la locura también llega a esos grupos, el protagonista debe descubrir qué ocurre para ponerle fin...

Son las plantas. LAS PLANTAS. ¿Esa es la paranoia, Shyamalan? ¿El ser humano está castigando el planeta, y como venganza, las plantas liberan esporas enloquecedoras? Oh dios mío, esa tensión acumulada, ESA VEROSIMILITUD, dentro de lo que una película mal escrita y dirigida puede ser verosimil, todo para que al final los villanos sean las plantas. ¿Sabes cómo se libra el protagonista? ¡Pidiendo perdón! Y acariciando una ramita.

Moraleja: por dios. Cumplid con las espectativas. Sed sanos, cuidad el planeta, y bebed mucha agua. Sin más ganas para escribir, y directo de aquí a preparar un fragmento de la novela que aún no he convertido en boceto, me despido. Bua, es que paso, ¿eh? Mira, ¿sabes qué voy a hacer? Voy a coger un fragmento que escribí en el móvil en verano, lo voy a corregir y poner bonito, y tirando.

¡DEBERES CASI HECHOS!

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